miércoles, 7 de septiembre de 2016

El baño en el Pontón de la Oliva




Este domingo 4 de septiembre, los Jarrys: Miguel, Pedrin, Lobo, Manolo, Aga y Fulgen se dan cita en el Pontón de la Oliva y a las nueve de la mañana, empiezan a subir los primeros metros por la carretera, que cada vez está más rota, según se van sumando los metros.

Aún no hace mucha calor, Pedrín está sufriendo más de lo normal, pero no es por los excesos de la noche anterior, es por el trabajo duro, ya que el sábado estuvo de mudanza, y además le ha salido un hobby obligado por su hija, la carpintería, es decir que esta petado, pero ahí está sufriendo en silencio y subiendo a su ritmo, y el resto le espera tranquilamente reduciendo el ritmo, que no es que fuera muy apurado.

Manolo da gracias por el lamentable estado de Pedrín ya que de esta forma tiene un comodín y esto hace que según dice el no esté sufriendo, pero eso no se lo cree ni el.

El avituallamiento se está haciendo esperar, y en este punto los dos que iban más rezagados (Pedrin y Fulgen), y no teniendo noticias de los que comandan el grupo deciden, hacer un alto en el camino a las 10:42 y avituallar en solitario, pero un par de kilómetros más allá, el resto, y 10 minutos más tarde, habían hecho lo propio, y que se le va a hacer pues otro avituallamiento.

En este punto ya casi se había llegado hasta la cota más alta de la ruta de hoy, y poco faltaba para ello, otra vez se para y se reagrupa en esta cima, siendo las doce del mediodía y en  espera de los últimos, que en este caso eran Manolo y Pedrín.

Ya es todo descenso y llaneo, con apenas algún tramo ascendente, para abajo que van, pero Fulgen está teniendo problemas, le ocurre algo a la bici y no sabe lo que es, que había pinchado y no se había dado cuenta, se para se da aire a la rueda. Repitiendo esta operación un par de veces, hasta que no tiene más remedio que poner cámara.

Debido a la cerca de media hora de parón parece que se va a hacer tarde la llegada, pero sin lugar la parte más castigadora, son los dos ultimos kilómetros, que se va paralelo al río, por camino y sendero muy estrecho lleno de piedras ramas arboles zarzas, y eso sumado al calor, y a las pocas gotas de aguas que llevaban en la camel, se hace un poco pesado.

Pero llegados al parking siendo las 13:20, ni bañador ni leches todos al agua sin cambiarse, a excepción de Lobo, que le debe asustar el agua tan fría, pues helada es poco para la sensación, de dolor, por el frío en las piernas, pero se agradece, y a los pocos minutos ya están en el bar de la zona, degustando lo que más les gusta, su ansiado y fresquito premio liquido.

Pero parece que todos menos Lobo, siguieron la fiesta en Alcalá, prologándose la degustación del mencionado liquido, al parecer más de la cuenta, pero eso es otra historia, que nada tiene que ver con la etapa de hoy.


Fermín a su servicio







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